El contexto ideal 

Una clase con un entorno ideal sería aquella que como mínimo, tuviera una pizarra, no hace falta que sea digital, en la que el profesor pudiera planificar y organizar los contenidos, así como unas sillas y mesas en las que los alumnos puedan trabajar comodamente. 

Es necesario también que los alumnos puedan acceder a materiales para aprender la lengua. Por ello, tampoco considero esencial que cuenten con un manual de ejercicios, pues es tarea del profesor contar con estrategias para diseñar diferentes actividades y materiales  que les sirvan de apoyo en su aprendizaje.

El espacio ideal dentro del aula sería aquel que posibilite llevar a cabo interacciones alumno-alumno, alumno-materiales y alumno-profesor.Sería magnífico también que existiera espacio en las paredes para colgar las actividades que hayan ido realizando, así podrían ver la labor de otros compañeros. Asimismo, debería haber espacio suficiente en las paredes para colgar carteles con información adicional en las que apoyarse a la hora de conversar. 

Por otro lado, destacar que el entorno idílico lo construyen los aprendientes y el profesor, no las herramientas de las que se disponga.

Vivimos en un mundo en el que dependemos de las nuevas tecnologías y apoyamos nuestra docencia en ellas diariamente, pero no son imprescindibles sino facilitadoras. Lo único que debemos primar en un aula son los valores que se transmiten y el aprendizaje que tiene lugar, tanto para el profesor como para todos los alumnos,